Hola,
Nosotros fuimos tres hermanos, dos varones y una mujer. Desde niño, mi hermano menor siempre tuvo problemas de adaptación, era inconstante en sus iniciativas y tenía un carácter muy complicado.
Mi hermana y yo nos independizamos tras finalizar nuestros estudios universitarios y seguimos con nuestra vida, pero él seguía batallando con los mismos retos de siempre.
Él tuvo un matrimonio breve y complicado, y años después yo también me divorcié. Así que pensé que siendo ambos adultos maduros podríamos apoyarnos conviviendo y acompañándonos, e intenté encauzarlo laboralmente montando un pequeño negocio donde trabajaríamos juntos.
Pero su salud física y emocional se fueron complicando, al punto de volverse dependiente de mí, aunque su habilidad mental y funcional eran normales.
Nuestra relación de hermanos adultos (ambos en la mediana edad), cambió radicalmente. Pasé de ser su hermano a convertirme casi en su «papá», enfermero y proveedor —prácticamente siendo yo el responsable de resolver todos los aspectos de su vida.
Todo mi tiempo, energía y recursos económicos se enfocaban en su bienestar y cuidado. Mi hermana, al vivir en otra ciudad, no recibía el impacto emocional tan directo, aunque seguía al pendiente.
A veces, por su negligencia en valerse por sí mismo y cuidar su salud, yo me rebelaba queriendo “tirar la toalla”, pero luego recapacitaba al pensar que él no tenía a nadie más que le tuviera paciencia y tolerancia.
Es que no podía dejarlo morir: tenía que atenderlo yo, aun descuidando mis propias necesidades y metas personales para hacerlo.
Durante los 14 años que convivimos, yo casi permanecí aislado socialmente porque mi hermano ya no tenía amistades y las mías no simpatizaban mucho con él debido a su temperamento usualmente desagradable.
Después de varias recaídas de salud, él falleció. En ese tiempo personas cercanas me decían que era el momento oportuno de retomar mi vida y centrarme en mí como antes no podía.
Pero a más de un año de su muerte, sigo sumido en un profundo vacío existencial.
“Me siento totalmente perdido…»
Siento que estoy desconectado de mis propios gustos, intereses y aspiraciones. Incluso, hace un par de meses tuve una grave crisis de salud por descuidarme física y emocionalmente.
¿Cómo pude fundirme tanto en el rol de cuidador al punto de perderme por completo a mí mismo?
Ahora siento que “no me encuentro”. Necesito desesperadamente encontrar un nuevo rumbo pero me siento estancado, sin motivación ni brújula.
*Sin rumbo*
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Mi amigo sin rumbo,
¡Basta ya de autocompasión y victimización! Lo que me describes es una dinámica codependiente tóxica en la que estuviste atrapado con tu hermano por años.
Tu mensaje me evidencia tus profundos vacíos emocionales y la necesidad extrema de aprobación y control. Convertirte en el responsable de su vida te daba un falso sentido de poder. Su dependencia alimentaba tu ego y validaba tu sacrificio como “buen hermano”.
Entonces, ¿se trata de codependencia emocional? Yo diría que sí.
Tú eras su rescatista y él tu dependiente total.
Y no me digas que no había otras opciones. Quizás pudieron pagarle a alguien para su cuidado o acompañamiento, si tú no podías, o buscar alternativas similares. Esa inversión económica hubiera sido un ahorro emocional para ti, ¿no crees?
Dime, ¿qué habría sucedido, por ejemplo, si tú hubieras residido en otro país? ¿O si él no tuviera más hermanos? Te aseguro que hubiera sobrevivido, puesto que todos tenemos recursos internos para enfrentar nuestros desafíos.
Si él quería estar bien, debía trabajarlo empezando por autocuidarse. Sé lo que tratas de decir con la expresión de «no podías dejarlo morir», pero mi amigo, vivir y ser autosuficiente le competía a tu hermano.
Déjame ser directa: tu bienintencionada “ayuda” incentivó su dependencia hacia ti. En lugar de empoderarlo para asumir y mejorar su propia vida, salud y su temperamento, aceptaste una responsabilidad que jamás te correspondió.
No me malinterpretes: no hiciste mal en apoyarlo como hermano pero sí en cargarlo. ¡El era un adulto, no un niño! Tenía la capacidad mental para funcionar como tal.
Todos necesitamos ayuda ocasionalmente pero en este caso, a él se le facilitó recargarse en ti, y tú asumiste esa carga motivado por tu necesidad codependiente.
Tu actitud, erróneamente justificada por el cariño, no solo te dañó a ti al abandonar tu identidad, tus metas y sueños, sino que tampoco le sirvió a él realmente, porque lo incapacitó como un hombre adulto.
En fin, creo que ustedes perpetuaron un vínculo disfuncional de dos personas en desequilibrio emocional profundo.
“Rehusemos rescatar a nadie.
Melody Beattie.
No permitamos que la gente nos rescate.
Asumamos la responsabilidad de nosotros mismos, y dejemos que los demás hagan lo mismo.”
Tu sentir actual no es parte de un duelo. Ese “vacío existencial” proviene de haberte perdido en una interracción codependiente por 14 años, continuamente enfocado en satisfacer sus necesidades y deseos, a costa de descuidar tu propio bienestar integral.
No me extraña que tu cuerpo haya colapsado en una crisis de salud; la presión emocional a la que te sometiste era enorme. Estabas como anestesiado y ahora despiertas, pero no sabes quién eres ni qué hacer.
Amigo, es urgente que busques respaldo psicológico para abordar con un profesional las raíces de tu codependencia y falta de amor propio.
Si no sanas esa necesidad adictiva de aprobación, poder y rescate, este patrón tóxico podría repetirse en otras relaciones, si es que no lo ha hecho ya.
Tu tiempo, energía, atención y recursos deben estar ahora única y prioritariamente al servicio de tu vida.
¡Ya es tiempo de poner tu bienestar y desarrollo personal por encima de cualquier otro! Mereces sanar, reencontrarte y reconectar con tus anhelos y propósito vital.
Y deja el victimismo porque “perderte a ti mismo“ fue tu decisión —una mala elección, por cierto.
Te percibo como una buena persona que amaba a su hermano, pero él ya no está. Por él hiciste mucho… ahora haz todo por ti.
🔴 DEL KIT S.O.S:
Como apoyo adicional puedes leer las obras de Melody Beattie, reconocida autora en el ámbito de las relaciones personales y la codependencia. Especialmente recomendable es su libro «Ya no seas codependiente: aprende a ocuparte de ti mismo» (edición actual/español 2019), considerado un texto referente en la materia.
Agradezco tu confianza. 💗